El Frankenstein de la Transparencia
Por: Salvador Romero Espinosa (@chavaromero)
El nuevo modelo de
transparencia presentado el pasado 31 de enero por Raquel Buenrostro, Secretaria
de Anticorrupción y Buen Gobierno, me parece inconstitucional, dado que violenta
la soberanía de las entidades federativas y la autonomía municipal, ambas previstas
desde 1917 en la Constitución Federal como cimiento toral de nuestra República,
e incluso va en contra de la reciente reforma al artículo 116, que establece
que serán los órganos encargados de la contraloría u homólogos de los sujetos
obligados los responsables de garantizar el derecho de acceso a la información
pública y de protección de datos personales.
En ese contexto, al tratarse
los gobiernos estatales y municipales de sujetos obligados, de acuerdo a dicho
precepto constitucional, deben de ser sus propias contralorías quienes deberán
de encargarse de resolver los recursos e impugnaciones en materia de
transparencia, por lo que la propuesta de que el Poder Ejecutivo local de cada
entidad federativa sea quien resuelva las impugnaciones contra las respuestas
de los ayuntamientos es abiertamente inconstitucional, pues generaría una
especie de instancia intermedia entre gobiernos estatales y municipales, las
cuales se encuentran expresamente prohibidas en el artículo 115.
Para ponerlo en otras
palabras, la referida propuesta implicaría que las gobernadoras y gobernadores del
país, a través de sus contralorías, podrían sancionar a las alcaldesas y
alcaldes de los municipios de sus estados, en caso de que no atendieran sus requerimientos
en materia de acceso a información pública, lo cual, además de violentar la ya
referida autonomía municipal, podría tener implicaciones políticas bastante
delicadas y convertirse en un mecanismo de control por parte de los poderes ejecutivos
estatales a los gobiernos municipales.
Cabe señalar que en palabras
textuales de la Secretaria Raquel Buenrostro “…hay (institutos de transparencia
locales) homólogos al INAI, que son los que revisaban a los municipios, ahora
en la propuesta de ley nosotros proponemos que sean las autoridades del Ejecutivo
local las que ayuden a los municipios, esto es conociendo y sabiendo que los
municipios no tienen la infraestructura suficiente ni los recursos, también
sean apoyados y arropados, no solo por el Estado, sino también a nivel federal…”.
Sin embargo, en las diapositivas
que utilizó en su presentación no dice “apoyar”, sino textualmente dice “Autoridad
del Ejecutivo Local revisa a municipios” y existe una gigantesca diferencia
entre “apoyar” y “revisar”, razón por la cual todas las autoridades municipales
del país deberán de prender sus alertas y focos rojos ante esta propuesta, dado
que en lugar de que la propuesta fuera para dotarles de mayores recursos
económicos para hacer frente a sus nuevas obligaciones constitucionales, lo que
están proponiendo realmente es someter a los municipios a los gobiernos
estatales y a la propia federación.
El nuevo modelo también afecta
la soberanía de las entidades federativas, pues la Secretaria Buenrostro refirió
que la nueva Plataforma Nacional de Transparencia seguirá siendo obligatoria
para todas las autoridades del país, además de que señaló que su Secretaría podrá
atraer y/o conocer de todas las impugnaciones de transparencia relacionadas con
recursos federales, que son la gran mayoría de los recursos que se ejercen en los
estados y municipios, por lo que en la práctica, con esta propuesta se
desaparece la soberanía de las entidades federativas y la autonomía de los
municipios de todo el país, ya que la Secretaría de Anticorrupción y Buen
Gobierno tendrá facultades para requerir y sancionar a gobernadoras y
gobernadores, así como alcaldesas y alcaldes de todo el país, algo gravísimo en
una República Federal.
Aunado a lo anterior, el nuevo
modelo despedaza totalmente al actual Sistema Nacional de Transparencia,
conformado por 33 institutos de transparencia, la Auditoría Superior de la Federación,
el Archivo General de la Nación y el INEGI, y lo transforma en un Sistema
Nacional de Acceso a la Información Pública con 32 subsistemas estatales, que en
lugar de las 36 instituciones actuales, estará integrado por casi 3,000
autoridades, que en teoría deberán coordinarse para homologar sus criterios en
materia de transparencia, un verdadero modelo Frankenstein.
Finalmente, la Secretaria
presentó como un gran logro del nuevo modelo el que se esté apostando a la
judicialización de la transparencia y el derecho de acceso a la información,
pues incluso señala que se crearán juzgados federales especiales en la materia,
partiendo de la premisa falsa de que actualmente los juzgados en materia administrativa
no resuelven cuestiones de fondo en los amparos contra resoluciones de los
institutos de transparencia (por supuesto que lo hacen); cuando es un hecho que
la judicialización será mucho más costosa, compleja y lenta que el modelo de tutela
por medio de institutos de transparencia autónomos que recientemente
destruyeron.
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