Derecho a la vacunación de menores
Por: Salvador Romero Espinosa (@chavaromero)
La prolongada pandemia global
provocada por el coronavirus SARS-CoV-2 ha provocado una vorágine de
información (y desinformación) que ha sufrido cambios radicales de un día a
otro, generándose mucha confusión sobre un sinfín de temas
relacionados con dicha pandemia, según su etapa, al grado que muchas recomendaciones
oficiales iniciales como el uso de tapetes sanitizantes o limpieza de superficies,
siguen creyéndose útiles por muchas personas todavía, a pesar de haberse
demostrado ya su inefectividad para combatir el virus.
En ese contexto, uno de los
temas que más polémica ha generado recientemente tiene que ver con la necesidad
-o no- de vacunar a menores de edad, pues hemos pasado por varias etapas, desde
una inicial en la que se afirmó que era completamente innecesario vacunarlos, hasta
llegar al punto actual, donde ya existen muchos países que los están vacunando.
A pesar de ello, siguen existiendo muchos argumentos
en contra de la necesidad de vacunarlos, siendo quizás los más importantes
aquellos relacionados con la bajísima tasa de mortalidad provocada en menores
de edad por el Covid-19 y, por consecuencia, con el desproporcionado
costo-beneficio que ello representa, pues consideran que vacunar a un menor de
edad es muy costoso o puede conllevar muchos riesgos a cambio de pocos beneficios (a
diferencia de los adultos mayores, donde es evidente que el beneficio supera
por mucho al riesgo).
No obstante, existen cada vez más voces calificadas, como la Agencia Europea de
Medicamentos y el Centro para el Control de Enfermedades de Estados Unidos de
Norteamérica, que han recomendado vacunar a los mayores de 12 años de edad para poder controlar la pandemia, lo
que ha generado una mayor confusión tanto en los gobiernos de muchos países,
como en muchos padres y madres de familia, que solo buscan lo mejor para sus
hijos menores de edad.
En Reino Unido, por ejemplo, una
encuesta publicada en julio por su Oficina Nacional de Estadísticas mostró que
casi 9 de cada 10 padres y/o madres de familia estaban de acuerdo con vacunar a
sus hijos, lo que acredita una creciente necesidad familiar de vacunar a los menores de
edad para protegerlos de contraer la enfermedad.
En México, sin embargo, en el
documento denominado “Política nacional rectora de vacunación contra el
SARS-CoV-2 para la prevención de la COVID-19 en México” en su versión más reciente (publicada el 11 de mayo del 2021) todavía se establece con toda
contundencia que: “Desafortunadamente
ninguna de las vacunas que actualmente cuentan con una autorización de uso en
emergencia a nivel mundial, tienen autorizado su aplicación en menores de edad…”
Afortunadamente el día de
ayer 22 de septiembre de 2021, el propio Presidente de la República decidió ignorar
su propia Política al aseverar que: “Ya se tomó la decisión de vacunar a niños
con algunas enfermedades. Ya se están haciendo como en el caso de las madres
embarazadas. Niños que requieren un tratamiento especial ya se van a vacunar a
más un millón de niños en el país con alguna enfermedad, que requiera la vacuna”,
lo cual sin duda constituye una buena noticia para dichos menores de edad.
Así las cosas, todo indica que la vacunación a menores de edad (al menos a partir de 12 años) es un factor indispensable para
conseguir la anhelada “inmunidad de rebaño” contra el Covid-19, ya que si bien
su riesgo de morir es muchísimo menor que el de un adulto, aun así son capaces de
contagiarse y de contagiar a los más vulnerables (recordemos, por ejemplo, que un adulto
mayor vacunado tiene más riesgo de morir de coronavirus que un menor sin vacuna),
por lo que vacunarlos parece una medida indispensable para erradicar de manera
definitiva la enfermedad.
Sin embargo, también es un
hecho que vacunar menores de edad que no tengan ninguna comorbilidad, puede ser
considerado como “un lujo” que únicamente pueden darse aquellos países en donde
sus políticas y esfuerzos hayan permitido la vacunación de la totalidad o gran
mayoría de los mayores de edad (entre los cuales no se encuentra aún México)
pues este último grupo sigue siendo prioritario.
Por consecuencia, aunque considero que el derecho de los menores de edad para ser vacunados debe ser garantizado por cualquier Estado, también es cierto que ese derecho debe estar supeditado a que existan las suficientes vacunas para garantizar primero la vacunación de los adultos y, por ello, me parece indispensable que se modifique la Política de Vacunación vigente en nuestro país, para que se destine presupuesto para tener vacunas suficientes también para menores de 12 años en delante.
De lo contrario,
vacunar menores de edad implicará quitar vacunas a los adultos, y el empleo de recursos económicos no accesibles para la gran mayoría de las familias en México, necesarios para presentar un amparo o viajar al extranjero y, lo que es peor, la
falta de vacunación de menores, seguirá provocando muchas muertes: más
de las casi 300,000 oficiales en nuestro país, de las cuales 16,000 pertenecen a
Jalisco.
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