Fraudes en Redes Sociales

Por: Salvador Romero Espinosa (@chavaromero)

El reciente documental de Netflix “El Estafador de Tinder”, que nos presenta la historia real de un hombre que explotó diversas plataformas digitales como Tinder, Instagram y WhatsApp para engañar y defraudar a diversas mujeres, mediante un esquema de “catfishing” avanzado (tipo Ponzi) basado en el enamoramiento y llevado a niveles verdaderamente escalofriantes, pone de relieve lo vulnerables que podemos llegar a ser los usuarios de estas plataformas ante este tipo de personas.

Cabe destacar estas conductas no son nuevas y que tanto los engaños como los fraudes han formado parte de la adaptación evolutiva necesaria para la supervivencia de muchas especies y que, desgraciadamente, han formado también siempre parte de la humanidad, por lo cual en prácticamente todas las sociedades han sido conductas penalizadas y socialmente repudiadas, sin que jamás se hayan podido erradicar.

Estas conductas suelen lastimar en muchos sentidos a sus víctimas, ya que prácticamente todos los que hemos sufrido algún engaño y/o fraude sentimos combinaciones de coraje, rabia, impotencia, tristeza, sed de justicia o venganza, y de otros sentimientos que ni sabíamos que existían, y suelen incluso lastimarnos al grado de volvernos permanentemente más paranoicos y desconfiados, porque a diferencia de otros delitos como robo o asalto, en este tipo normalmente hubo un proceso previo donde se confió plenamente en el defraudador, lo que nos hace en ocasiones culparnos a nosotros mismos.

Por ello es que no me sorprende que el documental de Simon Leviev y las mujeres a las que engañó haya tenido tanto éxito, justamente porque nos ha hecho sentir nuestra propia vulnerabilidad y recordarnos lo expuestos que podemos estar en ese espacio que tradicionalmente hemos percibido como seguro -las plataformas digitales de redes sociales-, en las cuales navegamos bajo la premisa que la mayoría de los riesgos que asumimos son menores, y que por ningún motivo representan poner en riesgo la totalidad de nuestro patrimonio o, como en esos casos, incluso mucho más.

Por todo ello, a manera de conclusión me permitiré compartir ocho recomendaciones que considero esenciales para prevenir ser víctima de algún engaño o fraude en la vida y las redes sociales digitales:

1.  Usa siempre el sentido común. Sin duda el más importante de todos los consejos, aunque en muchas ocasiones el más complicado, dado que los sentimientos que buscan provocar los defraudadores, suelen generar una enorme cantidad de neurotransmisores que desactivan la corteza cerebral en la cual reside nuestra racionalidad.  

2.  No dejes que sentimientos como el amor, el odio o la avaricia se apoderen de ti. Para los defraudadores es clave activar este tipo de sentimientos, ya que son los que nos llevan a tomar malas decisiones.

3.  Desconfía de cualquier cosa que parezca un “regalo” de la fortuna o del destino. Cuando estamos frente a una oportunidad que parece única, solemos sentirnos sumamente especiales, que es justo lo que busca un defraudador, por ello ante estas situaciones da un paso atrás, y evita sentirte elegid@, afortunad@ o más inteligente que los demás antes de decidir.

4.  Siempre actúa como si estuvieras frente a un fraude. Cuando estés ante una situación que te parezca rara, no des nada por sentado y exige sin vergüenza la mayor cantidad de explicaciones que consideres necesarias, much@s defraudadores suelen huir ante este tipo de exigencias.

5.  Siempre pide ayuda o asesoría a alguien experto en ese tema y/o que sea ajeno a la situación. Ante cualquier duda busca consejos de personas de confianza o que conozcan o puedan recomendarte a la persona con la que tratas.

6.  Siempre exige la mayor cantidad de datos personales y, de ser posible, identificaciones de las personas que te estén tratando de envolver en una “oportunidad especial”, para que puedas investigarlas lo más que puedas o ahuyentarlas.

7.  Siempre desconfía de los “regalos” y, de preferencia, no los aceptes de nadie en quien no tengas plena confianza. Cuando te sea posible exige garantías tangibles antes de entregar información o dinero a cambio de algo.

8.  Posterga cualquier decisión la mayor cantidad de tiempo posible, no actúes bajo presión. La mayor cantidad de fraudes funcionan justamente porque se pone al defraudado ante situaciones de mucha presión, así que, ante la más mínima duda, respira profundo y no precipites ninguna decisión.





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