“Vishing” Telefónico
Por: Salvador Romero Espinosa (@chavaromero)
La primera regla de oro para evitar un fraude telefónico
es: nunca, nunca, nunca proporcionar algún dato personal o información que no te
proporcione primero quien te hace la llamada; lo cual suele ser mucho más fácil
de decir que de hacer, porque las personas que buscarán defraudarte conocen
todo tipo de mañas y tácticas para engañarte y así les brindes la información
que requieren para hacerte daño antes de que te des cuenta de lo que hiciste.
Si bien es verdad que muchas de las personas que se
dedican a defraudar telefónicamente pueden tener ya ciertos datos personales
como tu nombre y teléfono (fáciles de obtener a través de las decenas de bases
de datos que pueden conseguirse ilegalmente), en muchas otras ocasiones solo
marcan un número al azar sin saber nada de quien contestará en dicha línea.
¿Con quién hablo? Suele ser la pregunta más común que
realiza una persona que no cuenta ni siquiera con el nombre de la persona a la
que está llamando, a lo que es evidente que nunca debemos responder con nuestro
nombre, sino al contrario, siempre debemos responder con otras preguntas, por
ejemplo: ¿Con quién quieres hablar?
Sin embargo muchas veces no es tan sencillo, porque los
defraudadores profesionales ya no son tan ingenuos para iniciar con una
pregunta así, por el contrario, generan escenarios que pudieran parecer
factibles a quien atiende la llamada, tales como la posible clonación de una
tarjeta de crédito o de débito, o preguntar por supuestos intentos de cargos muy
elevados como seguros de gastos médicos, joyería o reservación de un viaje
alrededor del Mundo, que evidentemente vamos a negar de inmediato pero que, por
el estrés que en ese momento nos va a generar la posibilidad de que sea real
dicha clonación, hará que bajemos la guardia en el resto de la llamada.
Aunado a lo anterior, muchas personas que se dedican al “vishing”
para robar datos sensibles de quien contesta la llamada, registran el nombre de
la institución bancaria (o uno similar, lo que se conoce como "spoofing") en la línea desde la cual te hablan, de
tal forma que cuando ves en la pantalla de tu teléfono celular te aparece
literalmente el nombre de dicha institución, haciéndote creer que es el mismo
número que tienes guardado en tu celular o, al menos, que sí se trata de una
llamada genuina de un empleado de dicha institución.
Una vez que te enganchaste en la llamada y que una amable
voz te calma para asegurarte que no va a pasar nada si actúan rápido, que es
urgente iniciar el proceso de seguridad para bloquear tu tarjeta o para blindar
tu cuenta, es el momento en que empieza el fraude, porque es cuando te
solicitan que confirmes tu número de tarjeta y, por supuesto, tus claves de
acceso o NIPs para poder “protegerte” a través de grabaciones prácticamente
idénticas a las reales de tu banco (ojo, en este punto es incluso probable que
no sepan ni siquiera tu nombre y, en muchos casos, ni lo necesiten saber).
Lo más irónico es que cuando cuelgas la llamada, quedas
con la sensación de que te acabas de salvar de un fraude cuando en realidad el
verdadero fraude acaba de iniciar, porque con la información que les diste y
con la ayuda de algún experto en manejar el portal o la línea telefónica real
de tu banco, empiezan a extraer todo el dinero de tu cuenta e, incluso, a
tramitar préstamos personales, para también sacar ese dinero y no solo dejarte
vacía la cuenta, sino también endeudado.
Para colmo, las instituciones bancarias suelen lavarse completamente las manos y abandonan a sus clientes a su suerte cuando son víctimas de esta situación, negándose por supuesto a devolver el dinero, pero sin asumir ninguna especie de responsabilidad por las brechas de seguridad que pudieran tener sus propios sistemas para evitar que esto sucediera con tanta frecuencia y relativa facilidad.
En conclusión, vale la pena que en cada llamada que recibas de esta naturaleza recuerdes las reglas de oro:
- Nunca, nunca, nunca les des ningún dato personal, ni siquiera tu nombre, porque siempre van a buscar extraerte toda la información posible que puedan para poder avanzar en el fraude.
- Siempre que te pidan datos personales contéstales con una pregunta, por ejemplo: ¿Me puedes decir por favor cuál es el número de la tarjeta clonada o de la cuenta vulnerada y a nombre de quién está? (Con este tipo de preguntas se desactiven más del 99% de los intentos de “vishing” probablemente).
- Siempre que te quede la duda, mejor cuelga y llama tu directamente al número del banco que venga atrás de tu tarjeta o en tu estado de cuenta, y pregunta si es verdad o no que está sucediendo tal o cual situación.
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