Fracaso Olímpico en Opacidad

Por: Salvador Romero Espinosa (@chavaromero)

Hace 12 años que se escuchó por última vez el himno nacional mexicano en una Justa Olímpica, y deberán pasar otros 4 años para volver a tener una oportunidad de que algún(a) atleta o equipo mexicano gane una medalla de oro olímpica.

Los resultados de México en Juegos Olímpicos han sido históricamente muy malos,  pero lo increíble de ello es que dichos malos resultados no tienen explicación lógica, ya que somos un país con más de 120 millones de habitantes, un gran territorio, un PIB y presupuesto respetables y muchas personas deportistas, por lo que la falta de buenos resultados no puede ser un simple producto de la mala suerte.

Cada cuatro años, países mucho más chicos, con mucho menos recursos y con mucho menos población superan a México en el medallero, lo que significa que los fracasos olímpicos deben estar íntimamente relacionados con las deficientes políticas públicas y de gestión deportiva que existen en nuestro país.

Evidentemente no se trata de que descubramos el "hilo negro" sobre cómo ganar una medalla olímpica, ya que la fórmula es casi del dominio público, e incluye, entre otras cuestiones: programas para detectar y desarrollar talentos desde temprana edad; inversión en infraestructura deportiva de calidad; apoyo económico a los talentos para que puedan dedicarse a entrenar de tiempo completo; educación en temas de salud y nutrición a los atletas; programas de capacitación para entrenadores y fisioterapeutas; y mucha transparencia en el manejo de recursos y fondos públicos destinados al deporte, para evitar desvíos o corrupción.

En todos esos rubros fallamos en mayor o menor medida, porque carecemos como país de una verdadera política pública integral que apoye a los atletas y a sus familiares para que no tengan que empeñar "su alma" para poderse preparar adecuadamente, como en historias como sucedió el año pasado con el equipo de natación artística que ganó el oro en Egipto, que debió vender trajes de baño y toallas para poder sufragar su viaje a la competencia.

Sin duda alguna el desarrollo del deporte nunca ha sido en México una prioridad para las autoridades, quizás porque los resultados de un programa serio, que busque la formación de deportistas de alto rendimiento -capaces de ganar una medalla olímpica- jamás se verán en un sexenio ni quizás en dos, ya que se requieren planes de mediano y largo plazo (de mínimo 10 años) para poder empezar a ver resultados tangibles.

Otra posible razón por la que no se apoya con suficiente seriedad al deporte en México es porque se ha apostado por destinar los recursos públicos a becas y programas asistenciales que dan resultados mucho más tangibles y de manera casi inmediata en los sondeos de popularidad y en las urnas, razón por la cual se ha recortado muchísimo el presupuesto de la Comisión Nacional del Deporte (CONADE) en este sexenio por culminar, dejándose a miles de deportistas con menos o nada de apoyo.

En cualquier caso, los cerca de $3,000,000,000.00 (tres mil millones de pesos) que ejercerá este año la CONADE, junto con los presupuestos de cada una de las 32 comisiones deportivas de las entidades federativas, debieran ser suficientes para aspirar a un mayor número de medallas olímpicas, sin embargo, han sido varias las resoluciones del Instituto Nacional de Transparencia (INAI) exigiendo mayor transparencia sobre el ejercicio de dichos recursos públicos, pues la opacidad en la gestión de la CONADE no ha contribuido a mejorar los resultados de las personas deportistas olímpicas mexicanas y pudiera ser un indicio de posible mal uso de recursos o corrupción dentro de dicha institución.

Cabe señalar que con la propuesta de reforma constitucional aprobada en comisiones de la Cámara de Diputados, que propone la desaparición del INAI y de los institutos de transparencia locales, cientos de instituciones opacas como la CONADE serían las encargadas de conocer y resolver las quejas por falta de transparencia que presente la ciudadanía en contra de sus propias respuestas; por lo que ya nos podemos ir imaginando el sentido de sus resoluciones y la época de oscurantismo gubernamental y opacidad que acecha al país.




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